27 mayo 2005

Cafeinómada (5)

Se los dejaría en la puerta. Los posaría sobre el felpudo, como cuando Erika y ella eran pequeñas y le llevaban flores o bolitas de anís, llamaría al timbre y se volvería al ascensor. Esa iba a ser su manera de saludar a Begoña. Dos pisos más arriba escucharía sus movimientos lentos, su quejido al agacharse a recoger los paquetes y su pregunta al aire. Igual debía dejarle una nota, por si desconfiaba. Sacó rápidamente un bolígrafo y su libreta, escribió su nombre y lo metió entre la cinta que ataba el paquete de miniaturas.

Al salir, la calle le devolvió un festín de ruidos diversos, entre ellos, la campana de aviso del tranvía, una motocicleta con el tubo de escape roto y una pareja discutiendo sobre las vacaciones. Bilbao era, como siempre, una ciudad que se dejaba sentir. Aunque había cambiado de sentido. O quizá tuviera dos velocidades. Erika vivía a dos calles de allí, en lo que antes fue el despacho de su padre y donde ambas habían pasado muchas horas de verano. Enfiló Colón.

Y mientras lo hacía, con el traqueteo de la maleta a su espalda, pensó en lo mucho que le gustaría hablar con Martin. Escuchar su voz al otro lado, medio dormido todavía, o desayunando. “Mmmm, me estoy comiendo una napolitana con el chocolate caliente, como te gustan”. Y se reiría. Y ella con él. Pero no iba a ser. Porque Martin a estas horas debía estar tomándose un buen té frente a una gran ventana en su casa en Ballydehob. Y no tenía teléfono. Y su móvil no era tribanda.

Llamó al portero automático y se sintió estúpida. Era uno de esos con cámara y micrófono. Esperaba que nadie preguntase quién era, que para algo tenían la pantalla. Pero alguien lo hizo. Carmen. “Juan Pablo II”, pensó. Pero no dijo nada. Simplemente, “yo”. Cogió el ascensor, se bajó en el primero, dejó los pasteles, llamó y se volvió a montar. Apretó el número tres.
(to be continued)

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo del móvil tribanda me ha dejado KO, jeje. Casi como la campana politono del tranvía, que poco se parece a las de los transportes urbanos de antaño. Me gusta este cruce de caminos entre la modernidad y los 'años dorados'. Lástima que ya no iluminen las noches de la Gran Bilbao los 'fuegos fatuos' de los Altos Hornos. Sigue así.
Un besote.

mc clellan dijo...

Gracias. Seguiré, pero un poco desordenada. ¿Que por qué? Por mi mala cabeza, que no puede hacer una sola cosa, sino varias la vez. Es lo que tiene ser hiperactiva. Además, tengo que releer la serie porque ya he visto un par de repeticiones que corregiré en cuanto pueda. Claro, que ahora que sólo puedo conectarme desde el trabajo... Sniff, quiero que vuelva wireless de gratis.

Burma dijo...

Niña, ya sé en que pastelería compró los pasteles.. tiene que ser esa... (si enfiló Colón...)

mañana desayunaré dulce.. por todas vosotras... :)

Munchausen dijo...

¿Sabéis de alguna terraza donde dé el sol por la tarde? Que esté en Abando, que tenga parasoles y poco tráfico alrededor y sea razonablemente aristocrática. Abstenerse Plaza Nueva.

Casi todas las que conozco están orientadas al norte.

Anónimo dijo...

Has probado por uribitarte?

mc clellan dijo...

Uff, me lo pones difícil Ratonov. Buscaré con interés. De todos modos, disculpadme si tardo en actualizar... Porque el Internes en casa me ha abandonado... sniff... No somos nada.

Anónimo dijo...

Vaya vaya...ya decia yo q no veia ultimamente conectada, yo sigo fiel leyendo día a día estos trocitos de arte que vas dejando ;)

Munchausen dijo...

En el Viva Bilbao daba el sol... hasta las dos de la tarde. Pero hace tiempo que no ponen la terraza.

Anónimo dijo...

Siempre te quedará acceder a urtadillas desde el trabajo para dejarnos más gotas de café, jeje. Esooo, más gotas!
Un besote desde LVG (como el Ave Fénix, jeje. Ya te contaré).

Anónimo dijo...

Vuelvo por aquí después de una larga ausencia y me encuentro con un relato que me está encantando. empezando por el título que me parece muy ingenioso. Aquí se ve que hay amor por Bilbao pero me gusta esa nostalgia de la ciudad de antaño porque los que no somos bilbainos también nos sentimos identificados con esos cambios y esos personajes eternos que abren caminos olvidados de nuestra memoria. Enhorabuena y sigue deleitándonos.

PD: Me ha gustado que el chocolate sea Elgorriaga.

Haiduc dijo...

Hay costumbres que cuesta cambiar. Por eso son costumbres claro. La del portero que tu dices no la conozco, el mio es de los que no ven, y a veces ni oyen. Pero, ¿que me dices cuando llamas por el móvil y cuando te cogen sueltas un 'Hola soy Hai'? pero si lo acaban de ver en la pantallita!!
Besotes guapa!!

Munchausen dijo...

Ha pasado un mes. La cafeiníada debe de estar prisionera del gigante Polifemo. Ulises emborrachó al cíclope para escapar de la cueva, pero yo sugiero cambiarle el café por descafeinado, para lograr similares efectos. O regalarle el último best seller.

Gonzalo dijo...

Toc, toc, ¿hay alguien ahí?

Poledra dijo...

Buenasssss?????

mc clellan dijo...

Haberlo, haylo, pero sobrepasado este verano... Últimamente, soy como el conejo de 'Alicia en el país de las maravillas'... ¡¡Quiero tiempo!! Y unos hombres de gris me lo arrebatan, sniff.

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