24 febrero 2006

Sombra borracha

No sé por qué te quiero tanto. Es más, no sé, siquiera, por qué te quiero. A veces pienso que es porque extrañaría el peso de tu cuerpo en el colchón si no estuvieras. Y otras porque quién, si no, iba a hacer el café de las mañanas.

No sé por qué te quiero tanto. No tengo ni idea. Pero puede que sea porque siempre me dejas la rebanada de pan en el tostador y el aceite dormido a su vera para que no me mueva torpe por la cocina.

No sé por qué, pero te quiero tanto…. A lo mejor es porque siempre me dejas la taza llena de besos para que no te extrañe en tu ausencia. O porque atrapas en el espejo la certeza de que tengo unos ojos que me miran.

No sé por qué te quiero tanto, pero me aterra. Me da miedo mirar mis manos, que ya no son mías, que han adoptado la forma de tu nuca y sus manías. Que se han convertido en el vestido de tu piel y la cómoda de tus caricias.

No sé por qué te quiero tanto. Solo sé que ahora que no estás me da vértigo acercarme a los bordillos de las aceras. Que no puedo ni mirarme en los charcos del invierno no vaya a ser que se conviertan en los fotogramas de una película que ya conozco, la historia de una sombra borracha.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso.
No hay nada más bonito que querer a alguien, y ser correspondido. Pero cuando eso se acaba, nos queda el recuerdo y, algunas veces, no es tan malo vivir de ellos...No crees?.
Esas sombras borrachas, como tú las llamas, son historias bonitas que no hay que olvidar jamás!

Anónimo dijo...

¿Y si a veces los recuerdos pesan tanto que te impiden avanzar?

mc clellan dijo...

Puede que no sea tan malo, Eva, pero sí un poco peligroso. Y si pesan tanto que no te dejan avanzar, Sandra, hay que comprarse un billete de avión y volar lejos. Seguro que no pueden con los motores de un airbus.

mc clellan dijo...

Jajajaja, me extraña que no me digas lo ñoño que me ha salido el post, patito feo.

Post nuevo Post antiguo Inicio