07 enero 2007

¿Subirías al autobús?

Respiró hondo, tan hondo como la dejó su estómago. Se le había hecho inmenso, le presionaba los pulmones y le subía por el esófago... Parecía que iba a salírsele por la garganta. Los tres escalones del autobús que tenía delante se le antojaron siniestros, a pesar de la moqueta y su aspecto pulcro. Tras de sí, algunos niños chillaban, mientras jugaban a pillarse unos a otros.

Sentía un millar de ojos clavados en su nuca. Sólo era una decena, ocultos tras las contraventanas a medio cerrar de las casas de adobe. No sabía si dar un paso. Y de darlo, tampoco tenía claro en qué dirección. Nunca le había visto tan de cerca. Hiciera lo que hiciera no todo estaba bien. En su situación no había una decisión correcta... ni incorrecta. Era una cuestión ¿de principios?

No sabe cuánto tiempo estuvo así, quieta, sin levantar la vista de sus zapatos. Por su cabeza pasaron un montón de imágenes. Y no, no estaba a punto de morirse. Se vio sentada en un pupitre verde, al lado de la ventana, con el patio húmedo y vacío, y los árboles del parque bailando al son del viento, cada vez más feroz. En su mesa había una fotocopia que contaba la historia de un joven francés que se debatía entre abandonar a su madre por sus ideas políticas o quedarse con ella y ayudarla a vivir. Eran los años de la Segunda Guerra Mundial

Alguien la apuró. "¡Vamos!", gritó. Seguía sin poder moverse. El sol caía y las sombras se hacían cada vez más alargadas y menos nítidas. Giró su cabeza hacia la derecha y vio la casa de barro con la ventana cerrada. Una vieja acaba de salir de ella. Caminaba despacio y encorvada. "¿Subes o no?", chilló de nuevo la voz.

Volvió la cabeza y miró los ojos de quién le apresuraba. Respiró hondo de nuevo. Se acordó del título de una película. "No", dijo. La puerta se cerró y el autobús dio marcha atrás. 'La vida mancha'.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

'Babel' habla de la frontera como idea, no como lugar, y sobre todo de las fronteras interiores que nos obligamos a no cruzar. Las tres escaleras de ese autobús representan tus límites interiores. Subir o no al autobús es un caso extremo, pero en el día día ¿cuántas veces consientes o te obligan a traspasar esas fronteras interiores? ¿Nunca te has sentido exiliada interiormente?

mc clellan dijo...

El día a día está lleno de renuncias a ser uno mismo. A veces pequeñas, otras más grandes. Pero lo importante no es la renuncia en sí, sino la forma en que se haga y las razones que lleven a ello (las de verdad, no los mil millones de excusas y mentiras que aducimos). Subas o no estás cometiendo un error. En situaciones límites, como la de 'Babel' lo que se demuestra es cómo somos en realidad. Y a veces ese descubrimiento es feo, pero hay que aceptarlo. Por cierto, aún no has dicho si tú lo cogerías...

Anónimo dijo...

creo que es muy fácil decir: "no, no lo cogería, claro". Sinceramente, no creo que se pueda contestar esa pregunta, porque ese tipo de actos no nacen de una decisión racional.

AnimalUno dijo...

Eso es una evasiva, Sellers. Por cierto, te persigo (con permiso de Mc Clellan)

mc clellan dijo...

Tienes mi permiso concedido, animaluno. Y sí, sellers se nos ha ido por el camino de en medio. Y eso que estamos teorizando... La realidad nos hace mucho más imprevisibles, pero obviamente no perdemos la razón del todo. ¿No?

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