18 octubre 2007

El caso de la ¿rubia platino?

Leía en el oyente -curiosa expresión- cómo cambian las cosas. Ni Sabina fuma como antes. Ni Rajoy es rey. Las cosas cambian que es "una barbaridad, señora Pilar, catorce huevos y doce gallinas", que dicen en mi casa -en fin, el refranero popular es lo que tiene-. Las historias se cruzan, se enredan, se entrelazan. Son caprichosas. Como nosotros. Y si no, ahí tienen a Sarkozy (París, 1955), hoy noticia, aunque no por la cumbre del Lisboa.

Conoció a Cecilia (Boulogne-Billancourt, 1957) en el altar. Se apellidaba Ciganer -su padre era un judío moldavo-, aunque estaba a punto de cambiarlo por Martin. Era alcalde de Neully-sur-Seine y oficiaba su boda con Jacques (Estrasburgo, 1921), el padre de Alix. Dicen los mentideros que Nicolas se quedó prendado de aquella muchacha de 23 años, que hacía sólo medio año que había suspendido otra boda con un fotógrafo. Probablemente es falso. Aunque sí es cierto que cinco años después de aquel 10 de agosto de 1984, Cecilia se divorcia. Tiene dos hijas -Judith y Jeanne Marie- y, al parecer, un 'affaire' con el joven y prometedor político.

Sin embargo, Sarkozy -también judío, pero de orígen húngaro-, está aún casado con Marie Dominique Culioli, una farmacéutica corsa, con la que tiene dos hijos -Pierre y Jean-. No se separaría hasta poco después, e inmediatamente confirma su nueva relación. A partir de 1993 la pareja formada por la bisnieta de Albéniz y el copríncipe de Andorra empieza a aparecer junta. Entre miradas de arrobo, Cecilia y Nicolás celebran su boda tres años después, en Neully sur Seine, localidad fetiche para ambos.

Un año más tarde nace Louis, el pequeño de la familia. A partir de 2002, cuando Sarkozy se convierte en ministro del gobierno de Jean-Pierre Raffarin, Cecilia comienza a aparecer en la escena política. Colabora con su marido en lo que puede, aunque eso levante ampollas y él tenga que salir al paso de las críticas, asegurando que lo hace gratis, que la gran familia que forman -entre los dos suman cuatro hijos- sólo viven de su sueldo. Pero nadie discute su relación. Hasta mayo de 2005.

En esas fechas se celebra el referéndum francés sobre la Constitución Europea. Y Cecilia no aparece al lado de Nicolas. Algunos periódicos hablan de crisis. Otros publican ya hasta el nombre del amante de ella, Richard Attias, un publicista que ha pagado los platos rotos de esta intensa relación. Y de la nueva conquista de él, la periodista política de Le Figaro Anne Fulda. Incluso hay fotos de los romances. Estalla la guerra entre ambos y Cecilia se muda a Nueva York.

Sin embargo, en 2006 regresa a Francia y al lado de su todavía marido. Unos hablan de reconciliación. Otros de paripé por "razones de estado". La duda nunca se ha disipado. Y el comportamiento de la pianista echa más leña al fuego. Sus desapariciones, sus silencios, su abulia en los actos públicos... El forzado beso durante la toma de poderes de Nicolas en mayo como presidente de la República lo evidenció aún más. Sobre todo porque desde enero hasta abril nadie sabía qué había sido de la primera dama.

Y porque durante ese tiempo, la prensa desveló que Cecilia no había votado a Nicolás durante las elecciones. Se abstuvo, algo difícil de entender en el país galo, sobre todo, después de su apoyo incondicional a Sarkozy durante su etapa ministerial. La prensa una vez más desempolvó otro nombre: Marc Levy, un escritor con el que, supuestamente, ella se veía a escondidas. El matrimonio dio la callada por respuesta. Incluso se habó de 'anginas blancas' para excusar la ausencia de Cecilia en el encuentro que Nicolas mantuvo con George W. Bush en agosto, durante sus vacaciones en Maine.

Nadie se creía ya la historia de amor de los Sarkozy. Hoy, el Elíseo les ha dado la razón. El presidente y la primera dama se separan. Por primera vez en la historia de Francia. Los líos de faldas en la alta clase política francesa son el pan de cada día: lo hicieron, entre otros, Valery Giscard d'Estaigne y Jacques Chirac; y Françcois Miterrand tiene hasta una hija ilegítima. Pero ninguno de ellos se divorció mientras ejercía su cargo. Sólo Nicolás lo ha hecho. Un 18 de octubre, a sólo cinco días de su aniversario de boda con Cecilia.

3 comentarios:

Gonzalo dijo...

Lo que hay que hacer para quitar protagonismo a una huelga. Los franceses siempre han sido unos maestros en convertir las faldas en razones políticas por las que merece la pena leer los periódicos.

atemporal dijo...

eres genial contando "noticias". las conviertes en historias...

besos, guapa!

chopitosmum dijo...

Lo estoy viendo como en una peli... Cecilia sería Katherine Keener y Sarkozy, Alan Rickman.
Eres la mejor contando historias.
Besotes.

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