12 noviembre 2007

El secreto está en la masa

A veces fantaseo. Mala enfermedad. Y me siento el personaje de alguna película. Nadie sabe la cura. Como, por ejemplo, Vianne Rocher. Ni siquiera tiene tratamiento. Me veo en una coqueta tienda de Lansquenet. Lo mejor será que no la quite el ojo. Rodeada de cajas de cartón y papel de estraza. Siento no poder decirle otra cosa. Sin necesidad de perfume, más que el de la vainilla. Átela, si acaso, por los tobillos.

1 comentario:

Gonzalo dijo...

Lo que tiene ser poco goloso es que te pierdes esas cosas. Lo que tiene ser glotón, es que disfrutas mucho en la cocina. Y esta vez no hablo de 'El cartero siempre llama dos veces'.

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