02 febrero 2012

Memoria

La historia de María Martín emocionaba ayer desde la Audiencia Nacional. Esta anciana de Pedro Bernardo (Toledo) contó cómo mataron a su madre el 21 de septiembre de 1936, cuando ella tenía "seis años y dos meses". Luego, dijo, ella también sufrió las represalias destinadas para los que eran del otro bando.

Ayer no se juzgaba lo que ocurrió entonces, sino a Garzón. Y para ello acudían como testigos los familiares de víctimas del franquismo en busca, todavía, de los huesos de los suyos. Era la primera vez que se escuchaban sus testimonios en un tribunal. Pese a que el juez lo que trata ahora de determinar es si Garzón concurrió en un delito de persecución política por querer investigar estos casos.

María tiene 81 años, pero cuenta su historia con una precisión como si todo hubiera sucedido ayer. Y quizá sí pasó ayer.  El tiempo, al fin y al cabo, no es algo objetivo. Muchos no quieren escucharla y se escudan en que agua pasada no mueve molinos. Otros piensan que no hay que remover viejas heridas para evitar dividir de nuevo al país.

Yo creo que sí es necesario honrar la memoria histórica. La de todos los bandos. Lejos de abrir la brecha, ayudaría a cerrarla. Hay padres, hijos, nietos, sobrinos... que quieren enterrar a los suyos con los honores que no tuvieron. Tienen derecho. El silencio y el olvido, si no son producto de la libre decisión de cada uno, son una pesada condena.

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