12 noviembre 2014

#saycheeseproject

Hace unos días he empezado con un nuevo proyecto personal. Porque sí. Básicamente porque me gusta complicarme los días. Como los artistas barrocos, le tengo miedo la horror vacui y me lleno las horas con cosas para hacer. Cada uno tiene sus drogas para llevar esta vida. Es lo que hay. También es mi vía de escape. No sé si me gusta lo que hago a diario o no. 



Hay noches que llego a casa y pienso que no me equivoqué al elegir mi camino laboral. Otros, solo me gustaría meterme bajo las sábanas hasta encontrar el valor de mandarlo todo a paseo y dedicarme a... ¿A qué? Esa es la pregunta que me ronda y a la que no encuentro respuesta. 

Sé, por ejemplo, que necesito huir de la rutina como si fuera la peste. Me matan los días iguales. También que necesito poder dar rienda suelta a la mucha o poca creatividad que tengo. Solo un poquito y mis pies no pisan el suelo. Es imprescindible que cada día aprenda algo nuevo. No necesitan ser tratados de biología, basta con pequeñas cosas. Y lucharía por estar rodeada de gente que me aporte, no que me reste. Que me acaricie el cerebro.

Sin embargo, no podría decir dónde puedo hallar eso que busco. Porque son ideas puras y, a menudo, nada de eso se encuentra en ese estado cuando sales de ti mismo. Porque tampoco tengo claro si quiero norte o sur, si necesito moverme mucho o tengo la puerta a la que llamar al otro lado del pasillo. Y porque, en el fondo, quiero poder llenar la nevera todos los meses.

Así que mientras se me pasa o encuentro lo que busco, lleno las horas con las cosas que me hacen disfrutar. #saycheeseproject es una de ellas. Es un proyecto fotográfico cuya única regla es sacar una foto al día. Es un poco ambicioso, porque no todos los días, y menos cuando los días son tan cortos, se puede. De hecho, yo ya me he encontrado con ese problema. Ahora, lejos de frustrarme he dejado pasar la jornada y al día siguiente he vuelto a la carga.



No voy a batirme con molinos de viento ni a forzar imágenes sin sentido, solo por hacer 'check' en la lista de cosas por hacer. #saycheeseproject sale de las ganas, no de la obligación. Tampoco se trata de grandes imágenes. No voy a irme al barrio más marginal de la ciudad para retratar cómo un yonqui de los ochenta se emborracha con vino Don Simón en una esquina mientras maldice su suerte. Son imágenes de las que te encuentras a diario, que te pasan desapercibidas por comunes, pero que también tiene encanto. Ver el lado bonito de estas estampas demuestra que la poesía vive hasta en el cajón de los cubiertos.

De momento cuelgo las fotos en mi cuenta de flickr. Hay un álbum exclusivo para ello. También hago mención en Instagram y en Twitter. Y puede que alguna aparezca por aquí porque tenga historia. Quién sabe. No sé a dónde me llevara este proyecto, pero de momento ya me siento desnuda el día que no cojo la Pen (sí, suelo hacer las fotos con una Olympus Pen E-PL1 para quitarle el polvo y porque pesa bastante menos que mi veterana Canon EOS 400 D, aunque los días con tiempo no descarto cargármela al cuello con mi adorado 50).

Así que si ves a una loca haciendo fotos por la calle cargada con el bolso y hasta los tupper de vez en cuando, no temas. Solo soy yo. Acércate si quieres. Siempre hay algo de calderilla en el bolsillo para tomarse un café. O lo que se tercie.

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