09 mayo 2005

Cafeinómada (3)

En aquel paseo sintió dolor de nuevo en la cicatriz. Algo se le removía por dentro y le dio miedo pensar. Se conocía lo suficiente. ¿Y si en el viaje perdía las alas? Ella, que siempre había necesitado volar lejos para sentirse del lugar que dejaba atrás. Pasó por delante del Palacio Foral, que reclamaba paz, con las obras de su retaguardia amenazantes y echó un ojo a la terraza de La Viña, todavía cerrada. En un par de horas, no cabría un alfiler para el ‘hamaiketako’. Su secreto: pintxos de tortilla redondos, generosos y poco hechos, y una especie de ‘pan amb tomaquet’ con una salsa secreta y un jamón de primera: brillante, suave y veteado.

Anduvo lento. Y cruzó para deleitarse en Arrese, la pastelería de toda la vida. La misma donde cada año Erika encargaba un kilo de trufas por su cumpleaños para que María se diese un homenaje en su honor. Tenía el escaparate vacío. En el interior una tímida luz, del color del oro viejo, dejaba ver un mostrador brillante y vacío. En las baldas, los elegantes cilindros de chocolates y trufas aún dormían y las cajas de bombones se desperezaban lentas, abrazadas por cintas de celofán de colores. Más adentro, se intuía el trabajo del artesano. Se le despertó aún más el apetito y a punto estuvo de dejarse llevar por el olor a café que salía de Topbooks.

Aceleró el paso y sólo se detuvo un momento a observar el edificio de El Corte Inglés. Siempre igual. En la glorieta de Don Diego, rodeó La Granja, deteniendo su mirada en una de las pocas puertas giratorias que ya quedaban en la villa. Era una de esas trampas que habían visto crecer a generaciones de bilbaínos, enamorarse a un montón de parejas, y comer a decenas de profesionales de entonces y de ahora. Era un café con regusto rancio, lo que le daba su encanto. Aunque lo increíble era su transformación nocturna cual pub del Casco Viejo, capaz de albergar en su improvisada pista de baile a ‘jennys’, ‘lolitas’, ‘victorias’… devoradas por los ojos de ‘raúles’, ‘justines’, ‘davides’…

Cruzó casi al paso del tranvía mientras se perdía en divagaciones y se plantó justo frente a la puerta del New York. Nada había cambiado. Como si no hubieran pasado los años, el local mantenía nutrido y apetitoso su estrecho escaparate. Tartas de cualquier sabor y galletas artesanas. Bombones envueltos en celofanes de colores y toffes dispuestos para un buen corte. Dudó un instante si romper el encanto y después, empujó la pesada puerta de entrada hasta envolverse en un cálido aroma de canela y bollo de leche recién horneado.


(to be continued)

16 comentarios:

mc clellan dijo...

Aviso para navegantes: recomiendo una relectura de este post y del anterior, porque son una reforma del viejo cafeinómada dos... Humm, cosas de las musas y las prisas, que también deberían tener su lugar entre los dioses griegos.

Anónimo dijo...

Después de 'Bizkaipintxo' vienen, como no, los postres y el café. Deberías otorgar estrellas, jeje. Como la Guía Mitchelin.
Yo me estoy planteando ponérselas a los Weblogs:
FARANDWELL - *****

Anónimo dijo...

qué rico todo!!! Enhorabuena a farandwell por hacer d este blog el espacio mas dulce del mundo. besos desde asturias

mc clellan dijo...

Jajajaja... Ostras, ya casi no me acordaba de 'Bizkaipintxo'... Gran error, ahora me pregunto donde habremos guardado la web. Ays. Yo creo que ahora, tras salidas varias, estamos las cuatro 'jinetas del universo' más cualificadas para hacerla. ¿O no? Gracias por las críticas... Y por las estrellas... Es una gran idea, jajajajaja.

mc clellan dijo...
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Munchausen dijo...

'El Elitista' lo suscribe: La Granja por la noche es lo peor.

mc clellan dijo...

Oye, Terelina, que yo también formo parte de la patente... Jops.

mc clellan dijo...

¿O no recuerdas mi idea de hacernos una rutilla por el territorio a la conquista de bares? :P

Anónimo dijo...

Bueno, podemos resolver esto de una manera amistosa, jejeje.
'Bizkaibollo' sería un buen nombre, y seguro que no está patentado. Todo sea acercarse al Registro Mercantil, jeje.
Me encanta tomar el café en este garito y con esta buena gente.
Jau ;P

mc clellan dijo...

En cuanto a lo de La Granja... Hay 'fenómenos' que se me escapan. Yo tenía un amigo durante la carrera que me decía que su cuadrilla y él iban allí sólo para ver el zoo. Yo le contestaba que su espíritu empirista también iría acompañado de una subida de ego considerable...

Munchausen dijo...

Sí, sí, sólo para ver el zoo... Como yo al Poza 40, que todavía voy los sábados (es absolutamente increíble).

Unknown dijo...

Claro, claro el zoo, sólo el zoo...ya me parecía a mi.

mc clellan dijo...

Bups, ese bar nos trae recuerdos a unos cuantos 'posteros' y visitantes de este blog... Como dice Javier Álvarez en una de sus canciones de 'tiempodespacio' :
"qué noche(s) la(s) de aquel(los) día(s)". Todavía paso por ahí muchos días y me da la risa... Segundo hogar.

mc clellan dijo...

Me refería al Poza 40, claro.

Munchausen dijo...

No sé si alguno habrá leído alguna novela del Mundodisco (Terry Pratchett). En la biblioteca de la Universidad Invisible, que es una academia de magia que mola bastante más que el colegio Hogwarths, existe un lugar conocido como Espacio-L en el que el espaciotiempo se encuentra distorsionado por la concentración de grimorios mágicos.

El Poza 40 posee su propio Espacio-L. Es laberíntico, lleno de gente rara, espejos deformantes, juguetitos mecánicos y electrónicos, nadie sabe muy bien cuántas habitaciones tiene ni cuándo se abre una nueva y las consumiciones habituales conducen directamente a la distorsión espaciotemporal.

Sellers dijo...

‘jennys’, ‘lolitas’, ‘victorias’… devoradas por los ojos de ‘raúles’, ‘justines’, ‘davides’

y al contrario, tambien, mc clellan.

esta claro, tus lectores te estan pidiendo a gritos un post sobre el poza 40...ya empiezas a tener pendientes unos cuantos.
un beso.

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