Sé lo que estás pensado. Me lo dicen las yemas de tus dedos al golpear el teclado. Porque lo percuten y no lo acarician. Te puede. Es superior a ti. Aunque muevas el pie para esparcir la ira, se te queda enredada entre los cordones del zapato. Sé lo que piensas. Lo sé porque te conozco y porque acabo de oírlo. Me lo trajo el aire acondicionado, de la mano de unas cuantas partículas de polen. Cabrón hasta para eso. No finjas, no va a servirte de nada conmigo. Lo sé y es lo que importa. Sobre todo, porque tú no lo sabes. Me refiero a que no sabes lo que yo pienso. Es lo que tiene cuando uno juega y pierde. Sigue. Escribe más rápido. Golpea más fuerte. Cárgate el teclado. A lo mejor así te miran y puedes desleír tu envidia entre sonrisa y juramento. Gané. Sí. Y mientras disfruto el trofeo, me miras de reojo. Te consumes en esa silla de al lado. Mascas la venganza, pero no puedes tragarla. Es una bola que se te queda en la garganta. Bebe. Mucha, mucha agua. El té verde no sirve, solo es un buen quemagrasas. ¡Qué pena!, tanto esfuerzo y tan poca gracia. Mastícala bien, no vaya a ser que se te clave el filo de la espada. Toma, te doy los puñales que me lanzas en cada mirada. Lo siento, son las ocho. Yo me voy a casa. Te invitaría a cenar, pero hoy no puedo. Tengo visita, ya sabes, Pablo me espera. El adalid de tu venganza. Se lo que estás pensado: nunca más en la oficina, no quiero saber de nada.
9 comentarios:
Me das miedo.
Inquietante. Me acabas de transportar a un lugar conocido. Realmente inquietante.
¿Miedo? ¿Por qué? Yo no maté a nadie. Mi otro yo, no lo sé. Le preguntaré...
¿Lugar conocido? Luís me dejas con la inquietud... ¿Estuvimos juntos? O fueron nuestros otros...
Nuestro otros, of course. ¿Qué tal si lo dejamos en un trasunto común?
Marcho a desandar las calles, mientras a ti te patea el culo la silla. ^___^
yo tambien se lo que estas pensando...
Me cago en todos los putos jefes que hay en este mundo...pero con cariño, eh.
Burma, gran apunte... A eso se le llama precisión. Musutxu.
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