15 diciembre 2006

Esas cosas estúpidas

Lo confieso. A mí también me gustan.

Una postal con matasellos. Que un desconocido me sonría. Las margaritas. Repasar las fotos viejas en las que salgo. Manhattan. Que me tapen los ojos por detras y pregunten '¿quién soy?'. Un desayuno de enero en la cama. Estornudar. Los primeros platos. Que me dejen libros con notas. El humor de Piedrahita. Mirar insistentemente las velas. Los edding verdes y las Alpino de mi hermano. Conducir. El viento. Un broche que perdí hace días. Que siga colgado en el instituto mi cartel del III Certamen Literario. Las lámparas de El Uno. Edith Piaf. Los abrigos. Un cuento de Almendrita. Pintar en el vaho de los espejos. Un pos-it en el ordenador. Que me sirvan la sopa en taza. Los cuadernos nuevos. Algunas fotos de Javier Salas. Cantar bajo la lluvia.

¿Y a ti?

10 comentarios:

Gonzalo dijo...

Sí (me encanta encanta la aleatoria intimidad de las postales enviadas por correo); sí; no (mis fotos son más de paisajes); por supuesto, y también le XVeme de París; yo; con zumo de pomelo y croissants con mantequilla salada; no; soy más de segundos; eso sí que me encanta; tiene un pase; no especialmente; las Manley forever; en la playstation, al menos; mucho; mi camiseta favorita, que no sé cómo perdí (no preguntar, por favor); sí; no las conozco; prefiero a Brel; cada vez más; no lo conozco; escribir más bien (ahora he puesto una pizarra en casa); un folio bajo el teclado, mejor, confío poco en el pegamento de las 3M; y mojarme el bigote; prefiero los viejos; García-Alix, mejor; subir el volumen del emepetrés.

Anónimo dijo...

El primer cigarrillo del paquete. La sala de cine vacia. Los periodicos de los domingos. Las cerillas. Las chaquetas de lana. Escribir de madrugada. Los viajes en el tiempo. Los años 70. La noche de los Oscar. Los acertijos. Engancharme a una serie. Los ojos de Audrey Hepburn y la nariz de Ingrid Bergman. Encontrar frutos secos en el chocolate...

Anónimo dijo...

los móviles apagados, ponerme a tocar la guitarra cuando sé que me tengo que marchar, escuchar hacia atrás la última canción de ese disco satánico, las películas que deja Luis, los libros de mi abuelo, los autobuses nocturnos, que no haya nadie en casa cuando vuelvo de trabajar, escuchar la radio por las noches, los domingos hasta las dos de la tarde, las pelis de W. Allen.

Elena -sin h- dijo...

Leer antes de dormir, el café recién hecho, mi nariz fría, los gatos, los relojes parados, mirar a la gente en el metro, oler a mar, cantar por la calle, ponerme el pijama calentito, el vaho cuando hace mucho frío, abrazar por la espalda y a traición, que me abracen por la espalda y a traición, mis zapatillas verdes, los post-it con mensaje, empaparme cuando llueve, las luces de Navidad, los jerseys enormes. Llorar cuando no tengo razones para hacerlo.

mc clellan dijo...

A mí también me gusta subir el volumen del emepetrés. No sé cómo definir lo que siento al hacerlo, pero me encanta. Es como si borrara el mundo y lo dibujara de nuevo.

¡Qué decir sobre la noche de los Oscar! Estoy por hacerme de Canal+, si no fuera por poderosas razones. Algún día pisaremos la alfombra roja. Eso sí, llévate la cámara, aunque sea una Nikon...

Más que los autobuses nocturnos, lo que me atrae es viajar de noche, sea en lo que sea, mientras no haya literas de por medio y sí batería en el ipod.

Huy. Las luces de Navidad y el pijama calentito... Qué pena que sólo puedan ser tan placenteras en invierno, ¿verdad?

Gonzalo dijo...

Subir el volumen del iPod es cómo hacer que de repente la vida se parezca más a un vídeoclip. La pena es que el efecto dura apenas unos segundos.

mc clellan dijo...

¿Y si pruebas a no quitarte los auriculares?

Gonzalo dijo...

Cada vez lo hago menos, lo de quitarme los auriculares. El mundo es mejor así...

hack de man dijo...

El humor de Piedrahita.

mc clellan dijo...

Sí, hack. Tiene ese no sé qué...

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