Hubo un tiempo en que el tren era a cielo abierto y yo lo veía pasar por el apeadero, sin pararse, desde la ventana, con los libros de Historia delante. También hubo un tiempo en que ese tren paraba solo para mí los sábados a la mañana. Ahora, me conformo con recordar el rugido del Talgo con prisas por llegar al mar.
5 comentarios:
El encanto del Talgo es indiscutible. Lo da la experiencia. Por cierto, que en Bilbao reemplazarán las unidades clásicas por las Bombardier el año que viene. Sobre Erice... No sé, soy más de membrillos. Será que me identifico.
Para mí los trenes tienen un significado especial que no sabría definir, hace mucho me quedé inconsciente y en mi sueño me veía a mis misma diciendo adiós desde uno. Dicen que simbolizan la muerte, desde luego a mi no me dejan indiferente...
¿Que te identificas con un membrillo? ¿Lo dices porque también es rubio? :P
... y agrio... y peludo antes de madurar... y, efectivamente, también rubio.
Las películas de Víctor Erice tienen un poso de tristeza que te dejan 'esmirriao' lo que queda del dia.
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