23 noviembre 2007

Homenaje a los caracoles

Lo escribo aquí porque no quiero parecer una patata asada. Sería bastante antiestético si empezara a rasgárseme la piel para dejar paso a la pulpa. Envidio a la gente que va al trabajo de vacaciones. Vamos, los que van a sacar brillo a la herramienta más que a usarla. Analicemos el fenómeno.

No creo que a nadie en su sano juicio le guste ir a trabajar, que no es lo mismo que que le guste su ocupación. Pero ¿y eso de madrugar o de trasnochar? ¿Perderse el último estreno de Tarantino, el capítulo de la semana de 'House', o el monólogo de Piedrahita? ¿Dejar esa cerveza o café con los amigos? Bueno, esto último no es válido para aquellos con fobia social, vale.

El caso es que hay un montón de gente que va a su puesto de trabajo a estudiar las musarañas. Han pasado de mirarlas a detallar hasta el movimiento de sus ojos. Eso sí, lo hacen de puta madre. Si hasta parece que hacen algo. A mí esto me da igual, por lo menos mientras los chupópteros en cuestión no interfieran en mi labor.

Lo que me deja boquiabierta es que disfruten no haciendo nada. Ni trabajar, ni ademán de, ni, ni siquiera, mal usar sus herramientas. Sean las que sean: una llave inglesa para rascarse el culo, un ordenador para bajarse películas, un bolígrafo para metérselo en la oreja, una fregona para bailarse un tango...

Un amigo mío diría que no es malo no hacer nada. Y ahí tiene razón: es justo y necesario (como que Dios nos perdone los pecados, sí). Pero coño, en el trabajo igual es mejor aprovechar el tiempo, que son de siete a ocho (o más) horas, dependiendo del convenio de explotación que hayan firmado los sindicalistas de tu sector.

Pues bueno, aunque parezca mentira (y no me pongo colarada, aserejé), hay un montón de gente que va al trabajo a tocarse la vaina. Y lo peor, a tocársela al de al lado. Yo preferiría que estas cosas las hicieran en la intimidad, o por lo menos, en privado, y dejaran de tocar los cojones al prójimo, que bastante tiene con ocupar su tiempo en el trabajo, sea en lo que sea.

¡Fenómeno!

2 comentarios:

D.G. dijo...

jo jo jo, veo ahí cierto resquemor eh? creo que es la primera vez que leo algo tuyo tan pasional, jejejeje. Es cierto que existe gente así, demasiada quizás, y que no hacen más que hacernos un poco más difícil nuestro día a día, pero bueno... yo quiero pensar que es parte del trabajo, aunque lo realmente jodido de esto es que pasas con esa gente más horas que con tu familia, pareja, amigos, etc...
Un verdadera lástima

chopitosmum dijo...

Mi madre siempre dice que en esta vida el más tonto hace relojes...
Algo me dice que tendremos que estar aguantando a tales persanajes toda la vida, incluso dándose palmaditas en el pecho con dignidad.
Al menos, nos queda nuestro pequeño espacio para expresarnos, consolarnos, desfogarnos o lo que vengamos a hacer para no cometer un crimen, (tendría cojones encima pagar por semejantes especímenes).
Besotes.

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