29 diciembre 2007

Post de un 25 de diciembre

Los autobuses el día de Navidad tiene un halo extraño, como fantasmagórico. Van llenos de gente que están, pero no están. La mayoría ni siquiera va escuchando el empetrés, el ipod, o la radio del móvil. Tampoco van dormidos del todo. Cabecean, todo lo más. Yo voy escuchando a Quique González y me dejo mecer por su baile de octavas. Me siento feliz en algunas notas.

Como en su concierto, los pies se me van. Me cuesta estar sentada y ver que no hay nada al otro lado del cristal sino oscuridad. Puede que estan sean las mejores navidades en muchos años. Sin árbol, pero con flor de pascua. Me arroba reconocerlo así, de frente. Quique sigue dándole al piano. Pienso en alguien mientras devoro carretera.

Sonrío al oír Antequera en 'Backliners'. En el teatro dijo Torrelavega. Tipo peculiar, me digo. Un pseudohippy del 2000 que conduce un Ford Capri del 82 por la CA-142. La vida te lleva por caminos raros. Llevo un tupper con torrejas. Hacía mucho que no me traía comida hecha de casa. Pero también es cierto que hacía tiempo que no disfrutaba tanto en un concierto.

Me pregunto qué será lo primero que hagamos todos los que volvemos en el autobús al llegar a casa. Jugadoras de hockey en la calle Cielito. Yo probablemente escuche más música después de deshacer la bolsa y hacer un par de llamadas. De cena, esta noche, una sopa y fruta. Tal vez escriba este post.

Mientras subo a casa, huele a comida. Restos del día anterior. No me gusta el cordero. Meto la llave en la cerradura. Vidas que dejé cruzadas vienen encendiéndose. Y todo el Arriaga en pie.



3 comentarios:

alakazaam! dijo...

autobuses,
autobuses rojos,
autobuses rojos llenos de mujeres desnudas,
de mujeres desnudas que van al trabajo.

Melpómene dijo...

:) ¿Sabes qué pasa con los círculos? Que a veces parecen tan amplios que te sientes diminuta y perdida en ellos y a veces parecen estrecharse tanto que crees que te van a asfixiar en breve. Pero más allá de los círculos me gustan las cosas pequeñitas de momentos eternos como las que describes. Feliz Año, Mc Clellan.

Elena -sin h- dijo...

Y yo que no pude ir y cuando pude me quedé sin entradas...
Y es extraño imaginar el Arriaga lleno con Quique :)

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