27 enero 2008

La fábrica de sueños

Los que saben de esto dicen que el cine está en crisis. Las estadísticas muestran que cada año las salas tienen que solventar la sangría que les provoca la pérdida contínua de espectadores. Pero las entradas siguen costando lo mismo que un bocata o una hamburguesa y te dejan el estómago vacío.

Directores, actores y productores se quejan de que sus cuentas no crecen tanto como antes y culpan a los otros de sus pobres ganancias. Sin darse cuenta, en su mayor parte, que la responsabilidad recae en ellos mismos, en que no están al tanto de los cambios de costumbres (y de poder adquisitivo) de la gente.

Sale más barato y casi igual de placentero alquilar una película y disfrutarla en casa, solo o en compañía, fumando o comiendo palomitas, con los pies descalzos y recostado en el sofá o en el suelo. Quizá por ello, ha crecido tanto la demanda de televisores de plasma, TFT, LCD... cuanto más grandes mejor.

Y hasta que no decidan cambiar su forma de comerciar, seguirán sufriendo la fuga de capital y manteniendo esa imagen de jugadores de mal perder y mucho quejar. Porque lo quieran o no, ni el P2P les resta tantos espectadores, ni les perjudica tanto. Sin él, muchos tampoco verían sus producciones.

Hoy leo en El País Semanal un artículo de Manuel Vicent digno de ser paladeado con calma entre croissant y café. El cine en su faceta más onírica y quizá, más real (en todos los sentidos). Por un momento, he mirado a mi alredor para comprobar que ni estaba junto a la Torre Eiffel, ni el mundo se había convertido al blanco y negro de repente, ni lo que tenía entre manos era el Herald Tribune.

Tan solo un aperitivo para que abran boca:

"(...) De aquel tiempo en que los cinéfilos estábamos amamantados por el star system de Hollywood ha quedado en suspensión, junto con el polvo de la memoria, la mirada perdida de Ingrid Bergman en Casablanca porque no sabía a cuál de los dos hombres tenía que amar; el cuello elegante de Audrey Hepburn, que era largo como un batido de vainilla; la transparencia de Eva Marie Saint en el palomar de una azotea hablando con Marlon Brando en La ley del silencio; la turbia pasión de Lana Turner por el gánster Johnny Stompanato, a quien la hija de esta mujer fatal, de 14 años, mató clavándole un cuchillo en el vientre; Kim Novak secándose el pelo en la película Picnic; Grace Kelly, la chica de belleza glaciar que fue rescatada por un príncipe europeo cuando ya estaba harta de pasarse por la piedra a todos sus compañeros de rodaje; Katharine Hepburn, a la que había que imaginar durmiendo en el felpudo al pie de la cama de Spencer Tracy; Ginger Rogers bailando con el esqueleto de Fred Astaire; Elizabeth Taylor rondando la mesa de billar donde jugaba Montgomery Clift en Un lugar en el sol (...)"

Y ustedes, ¿con quién se quedan?

2 comentarios:

D.G. dijo...

Cuanto romanticismo y cuanto amor a la interpretación... siempre recordándonos esas grandes figuras. Gracias McClellan!
En cuanto a con cual me quedo? creo que sobre todo me quedo con el concepto de cine que en esa época se hacía...
Salu2!

chopitosmum dijo...

PLAS PLAS PLAS PLAS!!!
Se me han soltado las lágrimas.
Muchísimas gracias!!! Y gracias a Manuel Vicent.
Además de ser cinéfila porque no podía ser de otra manera... algo se me ha removido por dentro ya que la que me enseñó, y me enseña, ese cine es mi madre... tiene que leérselo.
Gracias de nuevo.
Quizá son todos eso los que deberían leerlo y que no olviden porque la mayoría de ellos empezó a hacer cine.
Besotes.
P.D. Ava Gardner posando, para el escultor, con su pié descalzo, cual pantera infeliz e insatisfecha en su jaula de oro... mmmmmmm!!!

Post nuevo Post antiguo Inicio