25 julio 2008

Pequeña ciudad

Qué putada. Leo algún relato que te dediqué hace tiempo y apenas me reconozco en él. Pequeña ciudad de corazón de arena, me asfixias. No me dejas espacio para vivir tus calles y tu gente. El día a día es una sucesión de imágenes inconexas montadas sobre la banda sonoro del iPod. Qué ha pasado en este tiempo. Egofagia y realismo. No se puede ir en contra del agua porque el río, al final, acaba llevándote. Y tú serías una pequeña ciudad de puta madre si la fuerza se depositara en los bordes y no en centro. Pero solo hay una cosa que crece cada día más, que se expande engullendo el resto, lo que nos hace libres y felices. Yo quiero domingos de sol en terrazas contando chistes malos y leyendo semanales más que noticias de apertura.

Y de fondo...

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