A veces uno no se da cuenta de cuánto quiere ir a un sitio hasta que no va. Esto me pasa siempre con el pueblo. Todos los veranos eran pueblo, hasta que en la adolescencia ese paraíso quedó aparcado. Es mi sitio, lo sé, lo siento. Y mis ojos me delatan cuando encuentro fotos de él en Google Maps, por ejemplo. Y se las quiero enseñar a todo el mundo.
3 comentarios:
"A veces uno no se da cuenta de cuánto quiere ir a un sitio hasta que no va."
Me ha pasado este mismo fin de semana cuando he ido al pueblo... Llevaba sin pisarlo desde febrero y hasta que no llegué, no me di cuenta de las ganas que tenía.
Alguna vez he conocido un lugar nuevo y me he sentido allí "como en casa",
Bss
Lo mismo me pasa a mí con tu rincón, bueno, un poco MI rincón.
Besotes gordos.
P.D. Y como siempre se dice, no tengo que dejar tanto tiempo sin venir... Aunque estas panzadas de ti, también están bien.
Publicar un comentario