"¡La metí, la metí!". Así, con estas palabras y una amplia sonrisa celebró Severiano Ballesteros (Pedreña 1957) su victoria en el Britsi Open de 1984. Era un chavalón, pero en aquel momento en que la bola entró y él levantó el puño derecho, su rostro se transformó en la del crío que jugaba de manera furtiva en su pueblo por las noches y que fabricaba sus propios agujeros en la playa para practicar.
Por eso tal vez los ingleses, que le creyeron más suyo que nosotros mismos, le llamaban Mr. Happy. No era de extrañar. En el 'green', Seve era feliz. Él mismo confesó hace un par de años que sólo tuvo un amor y fue el golf. Hoy esta leyenda ha muerto en su casa, con vistas a la bahía de Santander y al campo de golf de Pedreña, rodeado de los suyos y en paz. Y digo en paz porque aunque no le conocí, en los últimos tiempos de sus palabras destilaba una serenidad propia de quien ha reflexionado sobre su vida y ha obtenido un balance positivo, con sus sombras y sus luces, pero con todo en su sitio.
Movida por la curiosidad, porque aunque siempre oía hablar de él en las noticias jamás presté atención por los detalles, me vi el Informe Robinson (un programa de Canal + que hace documentales a fondo e intimistas sobre personajes o instituciones relacionadas con el deporte) que hablaba de Ballesteros. Y creo que el mejor homenaje que se le puede hacer a este hombre es precisamente recomendar que vean ese capítulo...
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