23 abril 2014

Mi road movie por el sur de Portugal

Si me dieran a elegir un género cinematográfico con el que guionizar mi vida elegiría una road movie. Los momentos a los que me agarro cuando me encantaría fundirme con el sofá y la manta hasta las orejas son siempre en movimiento. Yendo hacia algún sitio. A veces ni siquiera uno concreto.

Tejados de Tavira
Tejados de Tavira

Hoy, por ejemplo, me encantaría despertarme en el Algarve. Esa luz me arrebata. Y no porque haga sol. Me desayunaría en Tavira un galao con pan y buen aceite a la orilla del río mientras la ciudad se va despertando y llegan los turistas. 

¿La carta, por favor?
Carta a la vista en Tavira

Luego, me iría al mirador sobre la playa de Monte Clérigo, cerca de Ajezur, a escuchar las olas y a leer un rato. Pero lo haría por carreteras secundarias y parando a tomar un segundo café en cualquier bar de cualquier pueblo, mientras las mujeres vuelven del mercado.

Playa de Monte Clérigo
Mirador de la playa Monte Clerigo

Comería en Vila do Bispo unos percebes y un buen pez a la brasa, el del día, el que hayan pescado esa mañana. Luego, pondría rumbo a la playa de Mareta o la de Tonel, en Sagres, para echar la siesta. Y después, me calzaría las zapatillas para correr por la carretera que te lleva al Cabo San Vicente mientras el sol me deslumbra y el viento -que no para nunca en esa punta de la tierra- me seca el sudor y la boca.

Al fondo, la fortaleza de Sagres
La fortaleza de Sagres desde el Cabo San Vicente

No hay comentarios:

Post nuevo Post antiguo Inicio