05 septiembre 2007

Salad


Que el mundo no es de color de rosa lo saben aquí y en París. Por mucho que las pasarelas quieran ponerlo de moda esta temporada. Pero hay toda una gama de colores entre medio del blanco y del negro para tintar el agua del que estamos hechos. Más allá del gris que esta temporada va a causar sensación, están tu rojo y mi verde, por ejemplo. Y el naranja de las ensaladas que preparas.

4 comentarios:

Elena -sin h- dijo...

Y yo que acabo de escribir que la vida va perdiendo con el tiempo sus colores...debería haberme pasado por aqui antes ;)

alakazaam! dijo...

Cuantos más colores alternaba más y más se oscurecía la combinación. No pude evitar que eso me pusiese triste: realmente la suma de los colores que me rodeaban por todas partes alegrándome, no hacían otra cosa que componer una oscura suma.

Entonces ocurrió el milagro

cinco amarillo...
seis rojo...
y finalmente al añadir el último color, la secuencia se volvió blanca, limpia y luminos

Gonzalo dijo...

Y yo que siempre que pienso en una pareja en la cocina me acuerdo de 'El cartero siempre llama dos veces'... ¿Es grave, doctor?

chopitosmum dijo...

De pequeña siempre quería ir de naranja... ya ves con la edad no sólo se pierde la inocencia, también el buen gusto.
Besotes.

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