El camino

Dicen que Miguel Delibes se ha muerto. Pero yo sé que es mentira. Delibes sigue aquí, en sus campos de Castilla. ¿No le veis? Sí, hombre, con su escopeta al hombro y hablando con Daniel... El Mochuelo, ya sabéis.

-Don Miguel, le veo bien...

-Tirando.

-Bueno, lo que hace falta, ¿no?

-Eso dicen, sí.

Me despido y le dejó en el campo, ése que tanto amo y tanto le quiso. Seguramente lo volveré a encontrar un poco más allá. Como todos estos años desde que a los diez me lo presentaron en aquel aula diáfana, de grandes ventanales y pupitres verdes. Hoy muchos le lloran. Otros esbozamos media sonrisa de lado. No es que no nos apene su marcha, es que sabemos que ahora sí ha vuelto al camino del que se apartó hace 35 años.

Hace tiempo que dio su vida "por vivida". Y se conformaba con, además de disfrutar de su larga familia, ese "sucedáneo del cine" que era verlo en casa. ¡Qué grande que es usted, Don Miguel! Aunque no le guste oírlo. Ni tampoco le conquisten los metales. Ayer, cuando supe de su estado me di cuenta de algo: no tengo ni un solo libro suyo, pero no me hace falta. Me sé sus novelas casi de memoria...

No le quiero entretener en su viaje. Creo que le esperan. Salude usted a su Ángeles, que creo que ya tiene los billetes para volver a Molledo. Lo encontraran cambiado, ya sabe. La autovía primero y ahora las vías del tren... Creo que hasta tienen pensando eliminar el paso a nivel de Madernia. Sin embargo, todo sigue como siempre: poca gente, pero mucho verde. Este año han visto mucho la nieve, así que abríguese, que aún queda.

Yo seguiré aquí, con el Mochuelo y el Moñigo dando guerra al Tiñoso, acordándome de vez en cuando de usted y sus cacerías, emplazando una y otra vez mi cita con Mario, visitando de vez en cuando a Señora de rojo sobre fondo gris, releyendo algunas de sus entrevistas como ésta y ésta... En fin, viviendo y todo eso. "Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así".