Por primera vez en 35 años, un gobierno democrático ha tenido que declarar el estado de alarma en España. Uno siempre piensa que esto es sinónimo de guerra, que se hace cuando se velan armas porque algo malo, muy malo, va a pasar o está pasando. Pero no, en esta ocasión los responsables no son ni terroristas, ni soldados. Son controladores aéreos.
Me sorprende el poder que tiene este colectivo para paralizar el país. Me escandalizan los motivos que les ha llevado a ello (¿sabrán que hay mileuristas que viven día a día con más pena que gloria?). Y me avergüenzan las consecuencias de su rebeldía. De un plumazo y con una huelga salvaje se han cargado la reputación turística del país en momentos duros para el bolsillo, donde este sector es muy importante para no hundir la cabeza del todo. Realmente ¿era necesario todo esto para hacer público su malestar por la pérdida de algunos de sus privilegios (quizá ésta no sea la palabra más adecuada, lo admito)?
Creo que a veces perdemos el norte. Lo peor es cuando ello se hace de manera deliberada y sin aviso, con el perjuicio que conlleva para terceros que poco o nada pueden hacer. Ya está, ya lo he dicho. Lo siento si no le gusta a todo el mundo lo que opino, pero hay que ser profesionales: mucha gente también tiene quejas de su trabajo y no por ello se van del puesto cuando les da la gana, dejando el marrón al resto.
Editado: Y como me gusta que todo el mundo tenga las dos versiones para hacer sus juicios y formar opiniones, dejo este enlace a un blog donde se cuenta la 'otra parte'. No sé qué será verdad y que no, eso lo dejo a juicio de cada uno. La otra versión, aquí.
Editado: Y como me gusta que todo el mundo tenga las dos versiones para hacer sus juicios y formar opiniones, dejo este enlace a un blog donde se cuenta la 'otra parte'. No sé qué será verdad y que no, eso lo dejo a juicio de cada uno. La otra versión, aquí.
1 comentario:
Esto que dices es indiscutible. Pero te garantizo que hay mas, mucho mas. Y desde antiguo...este ha sido el concurso a ver quien es mas cafre entre un gobierno y un colectivo de trabajadores que se haya visto nunca en España. para mi, visto el espectaculo de ambas partes, han quedado empatados en ineptitud y poca verguenza.
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